Hoy el mundo entero es testigo de las protestas callejeras de miles de ciudadanos en Teherán, la capital de Irán.  Para entender de modo inicial la razón de las masivas movilizaciones hay que decir que Mir Hosein Musaví, el candidato opositor al actual presidente Mahmoud Ahmadinejad, y los partidos que lo apoyan denunciaron fraude en el resultado de las elecciones presidenciales.

Pero gran parte de estos hechos no hubiesen tenido la enorme repercusión que tienen si no hubiera sido gracias la gran red de redes: Internet. Es que hoy Twitter, Flickr, YouTube, Facebook y una inmensa red de blogs permiten que todos podamos conocer lo que el gobierno dictatorial de Ahmadinejad  se empecina en esconder echando de la capital iraní y oprimiendo a periodistas de medios locales e internacionales.

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Twitter y los iraníes por los ilustradores de Boston.com

En medio de este contexto lamentable, pero por demás interesante para analizar desde el punto de vista comunicacional o sociológico,  es posible mirar este fenómeno desde diferentes ópticas: la elección de ciertas herramientas web para comunicar hechos y el uso que, tanto los usuarios como los medios, les dan a dichas herramientas.

Gaurav Mishra escribe un extenso artículo para Global Voices donde critica a los medios que señalan a Twitter como una herramienta a través de la cual es posible organizar y movilizar a grandes grupos de personas con un objetivo común, para ello aporta un dato que me resulta revelador: sólo unos 10 mil iraníes son usuarios de Twitter y menos de 100 parecen activos. Con esta cifra parece increíble el eco que se ha generado a partir de los testimonios, imágenes y videos que surcan la web proveniente de ese país de medio oriente.

Entonces, ¿cuál puede ser la razón de tal trascendencia?. Pues el hecho de que Twitter ha resultado una aplicación destinada a comunicar en tiempo real («breaktrough technology«)  derribando la censura impuesta a los medios. Miles de otros usuarios han retomado estos mensajes y los multiplicaron por cientos de miles en todo el mundo. Lo cual, a la vista de los hechos, no tiene sentido minimizar o subestimar el poder de esos «pocos» usuarios activos.

Por un lado ya vemos cómo las personas usan las herramientas, pero ¿qué sucede con los medios de comunicación?, ¿de qué modo se pueden integrar los contenidos generados por los usuarios al medio?.

El País.com publica en su home la actualización de los usuarios de Twitter  filtrando el hashtag #iranelection. La BBC incluye en la sección destinada a informar sobre el conflicto las vías de interacción con los usuarios. El sitio de noticias Boston.com refleja exhibe fotos subidas por usuarios en Flickr, éstas son algunas de las integraciones posibles.

Si con esta muestra de reacción ciudadana y movilización digital, que contribuye a hacer fluir la información y acercarnos a los hechos, los medios de comunicación no se toman en serio el poder que tienen los usuarios a la hora de generar contenidos y distribuirlos, será  tiempo perdido para ellos.

Cuando David de Ugarte publicó su libro El poder de las redes (pdf) basado en experiencias de movilización ciudadana a través de Internet, aún no existía Twitter pero planteaba claramente la realidad del ciberactivismo desde blogs, foros y diferentes plataformas de la web.  Hoy está más vigente que nunca su idea de estructuras descentralizadas y el concepto de que «la web 2.0 representa una alternativa al proyecto de la web corporativizada basada en los portales de las .com». Así mismo, dice que «en el modelo social de la blogósfera, el poder del filtro está en el usuario. La estructura distribuida de la red permite a cada usuario ‘subir lo que quiera’, dado que es propietario y garante de su nodo», ambos son conceptos que se pueden aplicar a Twitter o a cualquier plataforma web actual. Si bien concuerdo con su idea modificaría, a mi criterio una parte de sus dichos, es que ahora cada vez menos valen los filtros, incluso los impuestos por cualquier usuario: la información se esparce sin restricciones una vez suba a la red.

No importa si es Twitter o los blogs, no importa la herramienta, mañana puede ser cualquier otra plataforma, lo que sí  tiene valor es el uso que le estamos dando.